El desarrollo rural merece políticas claras para atraer confianza inversionista

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Cuando mencionamos la incidencia del sector agropecuario en nuestra economía, generalmente pasamos por alto la importancia de este rubro en el impacto de la productividad de nuestro país. Es por eso que desde esa perspectiva se debe entender la prioridad del agro en el crecimiento del país y de la Región Caribe.

El sector agropecuario ha venido creciendo por debajo de la economía. Del 25% que pesaba el sector en 1970, ahora en el 2018 registra un aporte de solo un 6,6% del PIB total. El desarrollo rural debe ser uno de los pilares de la Colombia del futuro. Es desde esa perspectiva que se debe entender la prioridad del agro en la evolución del país, y de la Región Caribe en particular, hacia la prosperidad económica y el bienestar social.

Son urgentes las intervenciones que garanticen un aumento continuo de la actividad productiva del agro, en áreas como adecuación de tierras, sistemas apropiados de riego y drenaje, vías terciarias, electrificación rural, agua y saneamiento básico rural.  Dos temas neurálgicos merecen especial atención: la formalización de tierras y la tecnificación de la producción agropecuaria focalizada en los pequeños productores y empresarios.

En cuanto a la agroindustria, los desafíos no son menores. Se requieren inversiones enormes que dependerán no solo de los recursos del Estado, sino de la capacidad de involucrar a empresas locales y extrajeras interesadas en invertir en el potencial agrícola del país, así como de la cooperación internacional que ha venido mostrando un sólido compromiso en los asuntos que tienen que ver con el desarrollo rural con enfoque territorial, uno de los puntos centrales del Acuerdo de Paz.

La voluntad política, el interés de los sectores empresariales y la consolidación de políticas públicas eficaces son la combinación necesaria para emprender la titánica tarea de convertir al sector rural en el principal motor de desarrollo de un país con un potencial de 60 millones de hectáreas, entre agropecuaria y agrícola, de las cuales tan solo usan alrededor de 7 millones.

Grupo Solín a través de una sólida experiencia en temas agroindustriales, aporta desde el negocio inmobiliario las inmensas posibilidades que ofrece el sector a los desarrollos privados. Es por eso que nuestra especialidad como una de los tipos de activos que gestionamos está el entorno rural, donde se posibilitan diversas oportunidades de negocio en la Región Caribe.

En los municipios del Atlántico, Bolívar y Magdalena hay una oferta inmobiliaria interesante para que empresarios agreguen valor a todas las actividades agroindustriales que se desarrollan en los mismos.

 

Fuente: Elheraldo.co